HEM FET EL CIM!

Pica d'Estats; Pallars Sobirà. (3.143m. por encima del nivel del mar; 13.618 por encima de la fosa marítima de las Filipinas).

Vemos como un grupo de jóvinis excursionistas alcanza la cima más alta del Pirineo catalán. Sin embargo, tal y como demuestran sus caras de satisfacción, no fue un esfuerzo en valde. Cuando se llega a estas alturas, uno piensa que ha tocado techo en su currículum como alpinista. Sin duda alguna, más de uno sugirió dar carpetazo a su historial pirenaico. Alguno experimentó el más agotador sufrimiento en el camino de subida, y el de su vida; también.

La ruta itineraria empezó a las 5.30h de la mañana. Algunos se levantaron mejor que otros, pero para tratarse de un sábado, todos se levantaron mejor que de costumbre. Los estómagos de los alpinistas, recién levantados, rugían como motores en una parrilla de salida. Hubo alguien, de cuyo nombre blablabla, que tuvo algún retorcijón y tuvo que hecharse a gomitar (puede que fuera por los nervios de subir su primer tres mil, o por la emoción de encontrar algún níscalo). La marcha tomó su rumbo hacia el monte endiablado y nadie paró hasta el amanecer; hora de almorzar.

El agua nos guiaba hacia la nieve y, motivados por este hecho circumstancial, los jóvinis se fueron equipando con lo mejor de cada casa. El recorrido del agua no era nada menospreciable, había que saltar de roca en roca y sin rechistar. Más de uno se puso de pies a la galleta.

Menos mal que entre todos nos ayudábamos y nos animábamos al grito de 'voy parayada!'. El día era bonito, pero el tiempo, mejor. Un deslumbrante y radiante sol nos aclarecía el camino y nos guiaba hacia el destino final. El paisaje era espeluznante y eso hacía olvidar el cansancio acumulado. Una ciénaga, un lago, otro lago y, por fín, nos plantamos en el pie de la montaña. Una larga falda de nieve era todo el recorrido que nos quedaba para llegar al cuello.

Fue ahí donde, sin debate ni discusión, nos decidimos a atacar la cima. El desnivel era abrumador, la nieve penetraba en cada paso y la cangrena empezaba a aturdir los más pequeños dedos de los pies. Lo que empezó como una trepidante carrera de bólidos acabó como un auténtico 'via crucis'. Las caras se iban volviendo de pocos amigos y lo que antes era un bonito paseo se había vuelto una encerrona. Los oídos eran sordos y el oxígeno se escaqueaba; aparecían los primeros síntomas de dolor de altura. Es por esa causa que no podemos mostrarles imágenes de ese momento, porque el fotógrafo no estaba para bollos. Bueno, el cronista tampoco recuerda muy bien ese momento, así que pasamos directamente a la parte final.

Faltaban pocos metros para llegar, y la escarcha nos hacía resbalar. Cada paso en falso, eran unos metros de más; lo que hacía que el desnivel acumulable fuera muy superior al que el propio guía hubiera temido. Su sherpa personal se fue quedando atrás, hasta el punto de perder el norte y querer subir a la cima de al lado. Según declaraciones suyas, ya había subido tres veces a la Pica d'Estats. (¿no serà que había subido las 3 al Monte Verdaguer?) Todos estábamos descolocados, (bueno, alguno andaba más colocado que nunca...) pero seguíamos subiendo. Subimos, subimos y subimos, hasta que ya no se podía subir más; era la cima. Estábamos en el punto más alto de la región catalana: lo habíamos logrado. Estuvimos el tiempo necesario para tirar una foto (0,2 mseg) y volvimos a bajar.

La bajada fue coser y cantar, y fumar y beber. Nos lo pasamos en grande. Descubrimos lo mucho que habíamos caminado medio dormidos. Había sido como un sueño hecho realidad. Al llegar a los coches, sacamos una botella de cava catalán y nos la mamamos. Había que cerebrar nuestro primer tres mil sin apelativos. Las chicas quedaron muy contentas, al ver que los chicos habían aguantado tan bien. Todo eran sonrisas y hasta hubo alguno que se medio-despelotó para festejarlo!

Finalmente volvimos a casa en coche, y eso si que fue un camino lleno de obstáculos. Pero esto ya son pájaros de otro refrán.

P.D.: Desde aquí, un fuerte abrazo a todos los caminantes. Mi enhorabuena y que podais cumplir muchos más sueños y subir a muchas más picas. Yo, como mucho, y por lo tanto no me vengais con más pica-picas.

Salud y carpetazo!